miércoles, 22 de marzo de 2017

LAS APARIENCIAS, ENGAÑAN, JUZGUEMOS A LAS PERSONAS POR SUS ACTOS

Los prejuicios son un arma de doble filo, las apariencias engañan, a veces los más pulcros y mejor vestidos son delincuentes "de cuello blanco" corruptos y corruptores, que hacen mucho más daño que otro que por apariencia personal externa son devaluados en los momentos de la espera por un empleo. Los criterios "lombrosianos" son parte del día a día de este mundo, cuando buscando un empleo con piercing, tatuaje, o pobreza en el vestuario, puedes ser desvalorizado y no obtenerlo. 
Tener un tatuaje podría conducir al arresto y la deportación en Estados Unidos


Un tatuaje puede ser el elemento delator de una persona que, por alguna razón, resulta sospechosa o es detenida por una autoridad en Estados Unidos. Pero, a veces, tener un tatuaje puede ser fuente de suspicacias injustas y hacerle la vida imposible a un inmigrante, sobre todo si es indocumentado.
Fue el caso del joven ‘dreamer’ Daniel Ramírez Medina, arrestado por la Policía de Inmigración de Aduanas (ICE) en el área de Seattle, pese a ser beneficiario del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que protege de la deportación a jóvenes indocumentados que fueron traídos al país cuando eran menores de edad.
El caso es complejo pero una justificación que las autoridades dieron al arresto de Ramírez Medina fue, como él mismo narra en un artículo publicado en The Washington Post, que él tenía en el brazo un tatuaje que lo identificaba como miembro de una pandilla.
Pero él afirma que en realidad el tatuaje se lo hizo a los 18 años en honor a la ciudad de La Paz, México, donde él nació y ha rechazado ser miembro de pandillas.
El caso de Ramírez Medina está aún en proceso pero es un ejemplo de lo que tener un tatuaje puede hacer pensar a autoridades judiciales y de inmigración. En ese sentido, como indica el periódico Los Ángeles Times, tras la llegada a la presidencia de Donald Trump y con el endurecimiento de los lineamientos oficiales contra los indocumentados, los agentes de inmigración están revisando con detenimiento los tatuajes de las personas a las que detienen o interrogan, pues consideran que son signos de filiación con grupos delictivos.
Los nuevos lineamientos migratorios autorizan a los agentes de ICE a determinar si un inmigrante, incluso aunque tenga un estatus legal válido, representa un peligro para la sociedad y la seguridad pública, una facultad ciertamente amplia y que puede suscitar abusos y equívocos. Pero, en todo caso, el tener un tatuaje puede desatar suspicacias y colocar a la persona en una posición legalmente comprometida, incluso si fuese inocente, pues el proceso para dilucidar esa situación lleva tiempo y produce afectaciones.
Ante ello, como narra la televisora KPIX del área de San Francisco, clínicas locales de remoción de tatuajes han atendido recientemente una cantidad récord de latinos, al parecer por la inquietud de que estar tatuados los haga blanco de las autoridades de inmigración. El miedo a la deportación sería un factor clave en ello, y aunque esa televisora (al contrario que otras fuentes) indica que no habría evidencia de que ICE persiga a inmigrantes con base en sus tatuajes, quienes sí tienen una filiación con pandillas o grupos delictivos estarían en la mira de las autoridades.
No es claro, con todo, qué tantas de las personas que han acudido a esas clínicas tienen ‘cola que les pisen’ y cuántas optaron por quitarse su tatuaje por precaución, para evitar la posibilidad de que los asocien equívocamente con pandillas.

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