viernes, 17 de mayo de 2013

La quimera europea se está desvaneciendo
Roberto Savio
Roma.— La Unión Europea (UE) ha advertido a sus ciudadanos que tendrán que afrontar más penurias económicas. Según el informe publicado el 3 de mayo, la Comisión Europea prevé que el deterioro económico en la región continuará hasta el 2015. Y concluye, como todos los estudios de ese tipo, que después llegará la recuperación.
Se estima que el desempleo en la eurozona ascenderá a 12,2 % este año, superando al 11,4 % del año pasado. En España, este indicador aumentará a 27%, en Portugal a 18,9 %, y en Grecia, después de tres años de brutal sufrimiento, el desempleo alcanzará también la cifra de 27 %.
Esta tendencia será devastadora para los jóvenes. Se calcula que en España el desempleo juvenil llegará a 52 %. Estamos despojando de futuro a toda una generación.
La misma tendencia se está presentando en los países ricos del norte de Europa. En Alemania se prevé un crecimiento económico de solo 0,4 % en este año, y desde Austria hasta Holanda el panorama apunta al declive.
La crisis está socavando las bases de la identidad europea. Tras la Segunda Guerra Mundial, los europeos han podido contar con una red de seguridad social que protegía a los menos afortunados, sostenía a los desocupados hasta que pudieran volver al trabajo y resguardaba su dignidad. Era un sueño muy diferente del sueño estadounidense, de aspirar a escalar la cima del estatus económico y social mediante el esfuerzo individual, sin intromisión del Estado.
Ahora, la austeridad está acabando con la red de protección social y el sueño europeo se está desvaneciendo, ya que en opinión de la mayor parte de los economistas, no hay manera de que la economía incentive a muchas personas.
Mientras Estados Unidos y Japón han optado por la vía del estímulo económico y aplican ingentes expansiones monetarias que ya están mostrando algunos buenos resultados, Europa ha emprendido el camino inverso: eliminar el déficit presupuestario a toda costa, mediante la drástica reducción del gasto público y el aumento de impuestos. Y pese a la evidencia de su fracaso, esa política permanece intacta.

Toda Europa está pendiente de las elecciones alemanas en septiembre próximo, cuando se verá si la primera ministra Angela Merkel continúa en el poder, lo que es probable, y si mantendrá o modificará su rígida postura en pro de una austeridad que está postrando a Europa.
¿Cambiará entonces la posición que Merkel mantiene contra todos, incluido el Fondo Monetario Internacional, que condena los excesos de austeridad? Nadie lo sabe, pero muchos lo desean.
Pero el mundo no se detendrá a la espera de que Europa resuelva sus contradicciones. Un estudio del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos ha estimado que la participación de Estados Unidos, Europa y Japón en la producción mundial descenderá del actual 56 % a 26 % en el 2030. Estas proyecciones podrían adelantarse si, como es probable, se ahonda el deterioro europeo.
Entretanto, se registra el dato que en el 2008, China desplazó a los Estados Unidos como el país con mayores cuentas de ahorro en el mundo, a punto de superar a Europa. El pronóstico es que en el 2020, los activos financieros de los mercados emergentes podrán hasta duplicarse o estar muy cerca de ello y si el deterioro europeo continúa, estas proyecciones podrían anticiparse.
El tiempo no juega a favor de Europa.

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