martes, 22 de mayo de 2012

SE INSTALÓ EL TRIBUNAL MUNDIAL DE LIBERTAD SINDICAL-COLOMBIA

En la tarde de hoy tuvimos la inmensa emoción de recibir muestras de cariño, ligadas con el interés de que se resuelva en Colombia, la ausencia de libertades y derechos humanos,que hacen imposible el trabajo digno y que ponen en peligro la propia vida de los trabajadores y trabajadoras del país. Les paso a continuación las palabras de Luis Enrique Ramírez, Vicepresidente Ejecutivo de ALAL, apoyadas por todos los miembros del TMLS en la apertura, para dar legitimidad a este órgano de la sociedad civil. 
Los miembros del TMLS somos:
Luiz Salvador, (Brasil)  Luis Enrique Ramírez, (Argentina) Lydia Guevara, (Cuba) Oscar Alzaga y José Luis Contreras (México) por la ALAL, Gretel Hernández, (Cuba) por la FSM y Sebastián Viscuzo, (Francia) por los sindicatos de la minería y energía.


TRIBUNAL MUNDIAL DE LIBERTAD SINDICAL- COLOMBIA
LEGITIMIDAD DEL TRIBUNAL

El Tribunal Mundial de Libertad Sindical – Colombia (TMLS), es un tribunal internacional “de opinión”, fundado por representantes de la sociedad civil colombiana, que pretenden hacer visible, ante la comunidad nacional e internacional, la sistemática violación en Colombia de una de las libertades fundamentales de la persona humana: la libertad sindical.
Es un tribunal ético, porque nace con el propósito de generar conciencia sobre la degradación  de ese derecho humano, que la institucionalidad no ha podido, o querido, preservar. Su existencia sólo se explica por el fracaso de las estructuras políticas formales, en dar una respuesta adecuada a las agresiones que sufre la libertad sindical en este país. Cuando los sistemas judiciales convencionales se muestran impotentes para reprimir esos comportamientos, por ser incompetentes, tolerantes o, peor aún, cómplices, entonces las víctimas y los pueblos tienen el derecho de reapropiarse democráticamente de la justicia, generando un espacio para la denuncia, la condena y la difusión de los hechos de violación de la libertad sindical, identificando a sus responsables.
Sin lugar a dudas, este es el primer paso para terminar con la impunidad, al exhibir ante la comunidad local e internacional hechos que repugnan a la conciencia social de la humanidad, y que van a contramano del siglo XXI, que es el siglo de los derechos humanos. Se trata, ni más ni menos, que desenmascarar la injusticia, y forzar la reacción de aquellas personas e instituciones, que tienen la capacidad de movilizar mecanismos represivos de estas conductas, socialmente reprochables.
Cuando la violación de los derechos en general, y de la libertad sindical en particular, pasan a ser parte de lo cotidiano, cuando las conciencias parecen estar anestesiadas, como mecanismo de defensa para poder sobrevivir a semejante degradación social, entonces las instituciones entran en una profunda crisis. Pierden legitimidad, porque pierden credibilidad. Y llegado a este punto, los pueblos tienen el derecho de hacer “su” justicia, la que les permite alzar la voz y denunciar a los violentos, a los corruptos, a los delincuentes,, a los explotadores, a los que degradan las instituciones republicanas y, en nuestro caso, a los que sistemáticamente violan el principio de libertad sindical.

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