viernes, 13 de enero de 2012

DESCONOZCO EL AUTOR, AUNQUE ES MUY ILUSTRATIVO DE LO QUE ACTUALMENTE SE VIVE

Ayer oí por la Tele un comentario del escritor uruguayo EDUARDO GALEANO, invitado como jurado al Premio Casa de las Américas, que comparto totalmente. Según dijo y es la realidad que vivimos, en estos momentos no podemos ser simples espectadores ni imparciales, como estamos acostumbrados a mirar solamente los acontecimientos y opinar al final. Ahora hay que tomar partido. O SOMOS PARTIDARIOS DE LOS INDIGNADOS O DE LOS INDIGNOS. Hay solamente dos posibilidades: INDIGNOS E INDIGNADOS.

Precisamente yo me quedo con los indignados, porque si viviese en uno de los países donde el movimiento ha pegado, de seguro que yo sería una de ellos y ellas.

EL MAYOR RIESGO DE LA CRISIS ECONÓMICA ES SOCIAL.

Las imágenes de la llamada primavera árabe, de las revueltas populares vividas en Atenas o Londres y de los movimientos de protesta más pacíficos como el 15-M español y sus ramificaciones en París o Nueva York parece que no han sido ajenas a los expertos del Foro de Davos que elaboran el informe Riesgos globales 2012. Este estudio, presentado ayer, se basa en una encuesta realizada entre 469 expertos procedentes de la industria, los Gobiernos, las universidades y la sociedad civil que examina hasta 50 riesgos globales repartidos en cinco categorías. Estas cinco áreas o, como los denomina el informe, centros de gravedad, son los desequilibrios fiscales crónicos, en el ámbito económico, las emisiones de gases de efecto invernadero, en el terreno medioambiental, las fallas que se detectan en la gobernanza mundial, un crecimiento demográfico insostenible y los puntos débiles en materia tecnológica.

Pero, además de señalar estos cinco grandes riesgos, el estudio pone el acento por primera vez en las revueltas sociales, a las que señala como otro de los graves riesgos a los que se enfrenta la economía mundial.
Amenaza al crecimiento
El Foro de Davos advierte que el tándem que configuran los desajustes fiscales crónicos y la grave disparidad de ingresos "amenaza el crecimiento mundial". En este sentido, señala que estos riesgos son conductores de nacionalismos, populismos y políticas proteccionistas. Y no se olvida de recordar que todo ello ocurre justo en un momento en el que el mundo continúa siendo vulnerable a choques sistémicos financieros, así como a posibles crisis alimentarias y de agua. El máximo responsable de este análisis, Lee Howell, asegura que por primera vez en numerosas generaciones, muchas familias no creen que sus hijos vayan a disfrutar de un nivel de vida superior al que tuvieron ellos. "Esa nueva sensación de malestar es especialmente aguda en los países industrializados, que históricamente han sido fuente de gran confianza e ideas audaces", añade Howell.
Semillas de 'distopía'
En esta línea, el estudio es muy crítico con la situación provocada por la crisis: número creciente de jóvenes con escasas perspectivas, cada vez más jubilados que dependen de prestaciones pagadas por Estados sobreendeudados y mayor brecha entre ricos y pobres.
Es más, el informe se atreve a acuñar el término semillas de distopía. Entiende por distopía lo contrario de utopía o, lo que es lo mismo, un lugar en el que la vida está repleta de dificultades y no existe esperanza. "Describe qué ocurre cuando los esfuerzos por construir un mundo mejor yerran de forma no intencionada. Podría tratarse de economías desarrolladas en las que los ciudadanos lamentan la pérdida de derechos sociales o de economías emergentes incapaces de dar oportunidades a su población", añade el Foro.
Por tanto, concluye que una sociedad que siembre continuamente semillas de distopía -al no abordar el envejecimiento demográfico, el desempleo juvenil o los desequilibrios fiscales- está condenada a la inestabilidad en los próximos años, lo que frenará su progreso. Todo un reto ahora en tiempos de ajustes y reformas.

Hacia una regulación preventiva y no reactiva

El Foro de Davos pone el acento también sobre el papel decisivo que juega la regulación.
"Las respuestas a las erupciones volcánicas de Islandia fueron ejemplo de regulación excesiva, mientras la crisis de las hipotecas subprime fueron fruto de regulación insuficiente. Debemos lograr el equilibrio adecuado y, para hacerlo, nuestras medidas de protección deben ser preventivas, en lugar de reactivas", explica el director de riesgos de Swiss Re, David Cole. El informe no se olvida de los riesgos de las nuevas tecnologías.

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