martes, 27 de diciembre de 2011

UN ARTÍCULO SOBRE PREDICCIONES DE LA CEPAL PARA AMÉRICA LATINA.

Por Alejandro Rebossio
Que Latinoamérica crezca el 3,7% en 2012 es el pronóstico más optimista que formuló la semana pasada la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Un 3,7%, menor al 4% que preveía la CEPAL hace tan solo dos meses, sería la menor tasa de expansión de Latinoamérica desde 2003, cuando comenzó el periodo de bonanza de las materias primas, con la excepción de 2009, el año de la recesión mundial. Pero la CEPAL no descarta un escenario más pesimista en caso de que los países de la periferia de la eurozona, incluida España, no superen sus dificultades y la moneda única entre en una crisis que podría resultar mayor a la de debacle hipotecaria de EE UU en 2008.
Según CEPAL, una crisis de esas proporciones reduciría aún más la demanda de bienes y servicios latinoamericanos y debilitaría algunos fundamentos macroeconómicos positivos que muestra la región. Una crisis europea más profunda afectaría el volumen y los precios del comercio en Latinoamérica y en otras regiones a las que exporta esta región, como Asia. También se resentirían las remesas de emigrantes latinoamericanos que residen en países desarrollados, después de la recuperación que experimentaron este año las que proceden de EE UU. La inversión extranjera directa, que de por sí se prevé menor en 2012, se contraería aún más en caso de que se depriman las economías de los países en que reside buena parte de las multinacionales.

“La región sufriría, además, un mayor impacto proveniente del canal financiero, por el efecto del aumento de la volatilidad y la incertidumbre”, comenta la CEPAL. Hasta ahora, un considerable número de países siguen consiguiendo endeudarse en los mercados internacionales, incluso a tipos de interés cada vez más bajos, como Brasil o Uruguay. Otros países, como Argentina, no tienen acceso a estos mercados, por lo que no los van a echar de menos, a no ser que se les acaben las fuentes de financiamiento dentro de organismos estatales, algo que por ahora se descarta.

En consecuencia, podrían presentarse dificultades de acceso al crédito externo y presiones a la depreciación de las monedas locales. Aunque esto podría ser una buena noticia desde la perspectiva de la competitividad de los sectores exportadores y sustituidores de importaciones de la región, en el corto plazo, una depreciación abrupta de las monedas de América Latina y el Caribe afectaría a quienes tienen deuda en moneda extranjera, a la vez que presionaría sobre las tasas de inflación. Para atenuar este movimiento, los bancos centrales podrían utilizar parte de las reservas internacionales acumuladas durante los últimos años”, aconseja el organismo de la ONU. En 2011, algunos países aprovecharon la bonanza para elevar sus reservas más del 20%, como Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil, México y Colombia. En cambio, cayeron las de Argentina y Venezuela, según indica la CEPAL.

Un abaratamiento de las materias primas también afectaría a los países que atan a ella sus ingresos, como los que imponen impuestos a la exportación (Argentina) o los que cuentan con empresas estatales de minería (Chile) o petróleo (México, Colombia, Ecuador o Venezuela). Esta situación “podría poner en una situación delicada a los balances fiscales y dar lugar a la adopción de políticas públicas procíclicas que acentuarían los efectos negativos en la demanda interna”, advierte la CEPAL.

Las mayores caídas de ingresos estatales se producirían en Chile, México, Ecuador y Venezuela, según este organismo. “Si se optara por la alternativa de incrementar el endeudamiento público, hecho factible dados los reducidos niveles de endeudamiento de la mayor parte de las economías latinoamericanas (para varios países del Caribe la situación es bastante distinta), se encontrarían mercados menos accesibles y, consecuentemente, costos mucho más elevados”, advierte la CEPAL. Pero hay situaciones bien distintas: desde un Chile que cuenta con un fondo anticíclico hasta una Venezuela con una alta prima de riesgo, pero elevado superávit de cuenta corriente.

No solo el sector público quedaría afectado por el menor crédito. También las empresas. De todos modos, la CEPAL considera que Latinoamérica está menos vulnerable que las economías emergentes de Europa, Oriente Medio y África, y al mismo nivel que las del Asia emergente.

La CEPAL recomienda a los países latinoamericanos que preparen medidas para contrarrestar un panorama económico peor al previsto y consigan las fuentes para financiarlas. Entre esas herramientas prevé “la protección y el estímulo a la generación de empleos”. También recomienda el estrechamiento de lazos financieros y comerciales en la región.

(Tomado de El País)

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