miércoles, 16 de noviembre de 2011

LECCIÓN DE DEMOCRACIA: DESALOJAN A LOS INDIGNADOS DE WALL STREET

Tomado del sitio CUBADEBATE. Se transcribe literalmente. Me recuerdo de una frase del poeta cubano Rubén Martínez Villena que decía "Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las Revoluciones" y continuaba después al final "Para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos, la patria que los padres le ganaron de pie". De esto se trata, de reclamar sí, pero de exigir lo que nos corresponde.
La policía de Nueva York, portando escudos y cascos, desalojó esta madrugada del parque Zuccotti, en el distrito financiero de la ciudad, a los miembros del movimiento “Occupy Wall Street” que permanecían protestando allí desde el mes de septiembre.
Según el portavoz de la Policía, Paul Browne, 70 manifestantes fueron detenidos durante la operación llevada a cabo después de que los participantes en la protesta “se negaran a marcharse”, informó la agencia de noticias Europa Press.
Las autoridades habían declarado que la ocupación del parque Zuccotti, donde acampaban cientos de personas, planteaba una “amenaza para la salud y la seguridad” y este fue el argumento central que utilizaron para el desalojo.
Alrededor de una decena de manifestantes se habían encadenado juntos y otros dos lo habían hecho a árboles antes de ser desalojados, precisó Browne.
Los miembros de Occupy Wall Street tenían como consigna: “¿De quién es el parque?, ¡es nuestro!”, mientras las fuerzas policiales comenzaban a tirar las carpas que encontraban a su paso, informó por su parte el diario The New York Times en su edición digital.
La oficina del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, aseguró que se había ordenado a los manifestantes que “se marcharan temporalmente” del parque y retiraran las tiendas de campaña.
Los agentes emplearon un megáfono para advertir a los manifestantes de que serían detenidos si no se marchaban. “Nos dieron 20 minutos para agarrar nuestras cosas”, relató Sam Wood, uno de los manifestantes. “Es un proceso doloroso ver cómo están limpiando el parque”, añadió.
Según la Policía, los manifestantes serán autorizados a regresar una vez que el lugar haya sido limpiado, pero tendrían que acatar las normas que impiden la instalación de tiendas, lonas y la acumulación de pertenencias, algo que los ocupantes habían rechazado.
La acción se inició justo a dos días de que este movimiento, que sigue los pasos del iniciado en Madrid ante las medidas de ajuste y falta de empleo, cumpla dos meses, fecha que celebraría con una protesta frente a la Bolsa de Valores de Nueva York, según habían anunciado.
Tras el desalojo, los manifestantes difundieron una declaración en la que denuncian que “no se puede desalojar una idea cuyo tiempo ha llegado”.
“Algunos políticos podrán sacarnos físicamente de los espacios públicos -nuestros espacios- y físicamente pueden triunfar, pero estamos comprometidos en una batalla sobre las ideas”, subrayaron.
“Nuestra idea es que nuestras estructuras políticas deberían servirnos a nosotros, el pueblo, y no sólo a aquellos que han acumulado una gran riqueza y poder”, añade en su mensaje el movimiento Occupy Wall Street.
Los manifestantes se habían instalado en el parque Zuccotti el pasado 17 de septiembre para protestar contra el sistema financiero, protestas que tuvieron también su correlato en otras ciudades del país.

Y la otra noticia se refiere al despertar de los pueblos sobre: INDIGNARSE, PERO ¿CÓMO?

El movimiento de resistencia contra el desmantelamiento del Estado de bienestar se originó en Europa, pero se ha extendido a todos los continentes y está a punto de emerger en México. Stéphane Hessel, pensador de 93 años, conmovió a millones con una sola palabra: ¡indígnense! Su requisitoria está dirigida a la clase media europea surgida después de la Segunda Guerra Mundial cuyos derechos están amenazados por la codicia sin límites de las elites financieras. En México, los gobiernos siempre han estado acotados por oligarquías. Nunca hemos gozado de un verdadero estado de bienestar. Nuestra indignación deviene del empeoramiento de una forma de vida, de una decadencia que se agrava cada día.
El movimiento de los indignados tiene una clara originalidad. No es una iniciativa revolucionaria. Es radicalmente no violento y democrático. En México tendría una versión pacífica y aunque no sería en el primer momento electoral podría animarse y fortalecerse por la politización inevitable de la contienda por la Presidencia de la República.
En Europa y en Estados Unidos las luchas de resistencia tienen poderosos antecedentes. En México no se había presentado. La resistencia y la organización popular son una respuesta a la permanencia de un régimen corrupto heredero del viejo PRI y usufructuado por éste, por el PAN y por grupos, partidos y corrientes oligárquicas.
Hasta hoy la indignación de los mexicanos no se ha manifestado en la ocupación masiva de los espacios públicos. La forma en que emerge es la de una organización popular que crece en forma silenciosa y astuta en todo el país, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, y que apuesta, como lo sostiene Armando Bartra, a democratizar la democracia, a convertir a la democracia en un instrumento del bienestar colectivo y la redistribución del ingreso.
Además de esta fuerza política han aparecido otros movimientos de indignación colectiva ante la ineptitud del gobierno para enfrentar el empobrecimiento, la violencia y los abusos. El movimiento de Javier Sicilia es muy interesante. También la de empresarios y profesionistas de Coahuila que exigen la anulación de los créditos con los Bancos para hacerle frente a la deuda multimillonaria (casi 34 mil millones) que les dejó Humberto Moreira. También lo son las redes sociales que se organizan para frenar la voracidad de Televisa y sus ataques a los derechos a la información y la libre expresión. Y su capacidad para presionar y chantajear a instituciones.
Pero como Hessel advirtió, la indignación no será suficiente, tampoco las manifestaciones espectaculares, se requiere para que puedan triunfar estas iniciativas que sus adherentes se comprometan y, sobre todo, que se organicen. Sin comprometerse, organizarse y conectarse este impulso radical y pacífico, tan necesario para todos se estancaría y sería manipulado.

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