lunes, 5 de septiembre de 2011

RECOMIENDO A TODOS ESTAS LECTURAS. LA REFORMA DEL MODELO ECONÓMICO CUBANO. CAUSAS Y PERSPECTIVAS

Se trata de tres entregas del autor, esta es la primera, donde incursiona en la realidad cubana de hoy, con poca historia y mucho de actualidad. Podamos o no estar de acuerdo en el ciento por ciento de lo que él escribe, pero es una visión bastante precisa de lo que ocurre en la arena internacional con nuestro país y con un bloqueo que ya dura demasiado tiempo.

Además el Modelo económico cubano está sometido a actualización. Muchos piensan y dicen que por qué no copiamos el modelo chino, otros nos dicen que sencillamente utilicemos el modelo económico ya probado en el mundo capitalista y que no "inventemos" otra posición. Pero las copias no sirven, porque hay que tener en cuenta la idiosincrasia de un pueblo, su cultura, sus orígenes, para atemperar cualquier modelo de desarrollo económico y social a lo que sea aceptado y aceptable para su sociedad. Hay derechos ganados y conquistados que no pueden ser cercenados y menos eliminados. Hay cambios ineludibles y urgentes, siendo uno de ellos: en lugar de subsidiar productos, HAY QUE SUBSIDIAR PERSONAS de bajos ingresos y con necesidades no cubiertas. De esa forma habría más igualdad entre las personas y no el tan criticado enfoque igualitario que en lugar de ayudar, crea problemas de participación, de productividad y de eficiencia. Buscaré la entrega 2da para hacerla llegar y después la tercera que todo parece indicar, ambas ya fueron publicadas.


Salim Lamrani. Profesor encargado de cursos en la Universidad Paris Descartes y la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée; periodista francés, especialista de las relaciones entre Cuba y EE.UU

Fuente.Adital:www.adital.com.br

Confrontada a las sanciones económicas que Estados Unidos impone desde hace más de medio siglo, a la crisis financiera global y a un recurrente problema de productividad, Cuba se encuentra en la obligación de reformar en profundidad su sistema socioeconómico para preservar sus conquistas sociales y su modo de vida. Si los factores externos explican en parte las dificultades a las cuales se halla confrontada la sociedad cubana, resulta imposible eludir las responsabilidades internas. Como subrayó el presidente cubano Raúl Castro durante el IX Congreso de la Unión de los Jóvenes Comunistas el 4 de abril de 2010, "la batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social”(1). Algunos meses después, el 18 de diciembre de 2010, en una intervención ante el Parlamento cubano, Raúl Castro tuvo un discurso más alarmista y puso al gobierno y a los ciudadanos frente a sus responsabilidades:"O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos, y hundiremos”(2). El líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, aprobó este análisis y brindó su apoyo al proceso de actualización del modelo económico(3). La alternativa es sencilla: el modelo económico cubano debe experimentar urgentemente cambios estructurales y conceptuales profundos so pena de desmoronamiento.
Los factores externos
El principal obstáculo para el desarrollo económico del país siguen siendo las sanciones económicas que Washington impone de modo unilateral a La Habana desde julio de 1960, las cuales afectan a todas las categorías sociales de la población cubana y en especial a las más vulnerables. Unánimemente condenadas por decimonovena vez consecutiva por 187 países en octubre de 2010, durante la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, las sanciones económicas, además de impedir todo comercio sustancial entre las dos naciones (salvo algunas materias primas alimenticias desde 2000), revisten también un carácter retroactivo y extraterritorial. En efecto, desde la adopción de la Ley Torricelli en 1992, de la Ley Helms-Burton en 1996, así como de las nuevas restricciones que impuso la administración Bush en 2004 y 2006, el comercio con terceros países se halla fuertemente afectado(4).
Así, desde 1992, a toda embarcación que entra en un puerto cubano se le prohíbe entrar a Estados Unidos durante seis meses, lo que origina un sobreprecio importante para Cuba, que depende esencialmente del transporte marítimo por su insularidad. Del mismo modo, desde 1996 todo empresario que invierte en Cuba en las tierras nacionalizadas en 1959 corre el riesgo de ver sus haberes congelados en Estados Unidos. Por otra parte, por ejemplo, desde 2004, cualquier constructor de automóviles, sea cual fuere su nacionalidad, debe demostrar al Departamento del Tesoro que sus productos no contienen un solo gramo de níquel cubano para poder venderlos en el mercado estadounidense. Sucede lo mismo para todas las empresas agroalimentarias que desean entrar en mercado estadounidense. Danone, por ejemplo, tendrá que demostrar que sus productos no contienen ninguna materia prima cubana. Estas medidas retroactivas y extraterritoriales privan así a la economía cubana de numerosos capitales y a las exportaciones cubanas de numerosos mercados en todo el mundo(5).
Por otro lado las crisis económica, financiera, energética, alimentaria y medioambiental han tenido un impacto desastroso en los países en desarrollo en general y particularmente en Cuba. La subida de los precios de las materias primas alimenticias, cuyo precio se ha duplicado desde 2007 y de las cuales depende la Isla a la altura del 83%, así como la bajada del precio de los recursos minerales que Cuba exporta (como el níquel, cuyo precio bajó más del 50%) han desequilibrado la balanza de pagos y han reducido fuertemente la liquidez disponible. Así, entre 1997 y 2009, Cuba sufrió una pérdida neta de más de 10.000 millones de dólares por la degradación de los términos del intercambio y vio su poder adquisitivo reducirse en un 15%. Por otra parte, a Cuba se le prohíbe todo acceso a los financiamientos externos del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial, debido a las sanciones económicas. Los cubanos del exterior, en particular de Estados Unidos, han reducido el monto de sus remesas hacia la isla por la recesión económica. Los ingresos del turismo también han bajado por los mismos motivos(6).
A ello se agregan las catástrofes naturales –16 ciclones en total– las cuales, entre 1998 y 2008 causaron daños por un importe superior a 20.000 millones de dólares(7). Así, el huracán Gustav que golpeó el Caribe a finales del mes de agosto de 2008 tuvo un costo material dramático. Las provincias de Pinar del Río, Matanzas y de la Isla de la Juventud ofrecieron un espectáculo de ruina y desolación. De las 25.000 viviendas que tiene la Isla de la Juventud, 20.000 resultaron parcial o totalmente destruidas. Cerca del 45% de las casas de Pinar del Río, o sea 102.000, fueron gravemente afectadas. Fidel Castro comparó los daños que causó el ciclón a "un ataque nuclear”(8). Por su parte, el huracán Ike de septiembre de 2008 destruyó, entre otras cosas, 323.000 viviendas, 700.000 toneladas de alimentos, una gran parte de la infraestructura eléctrica y las reservas de agua potable(9). Por otra parte, las irregulares precipitaciones entre noviembre de 2008 y junio de 2010 afectaron a los cultivos agrícolas y redujeron las posibilidades de exportaciones de algunas materias primas alimenticias (tabaco, ron, azúcar)(10).
Todos estos factores han llevado a las autoridades a bloquear las transferencias financieras hacia el exterior a partir de 2008 con el fin de evitar la fuga de capitales extranjeros. La Habana también ha tenido que volver a negociar su deuda frente a las dificultades de pago. En cuanto al crecimiento, fue de un 2,1% para el año 2010(11).

1 comentario: