viernes, 6 de mayo de 2011

LA DECLARACIÓN DE LA OIT SOBRE LAS EMPRESAS MULTINACIONALES: ¿EN QUÉ BENEFICIA A LOS TRABAJADORES?

Esta guía de la Declaración sobre empresas multinacionales ha sido diseñada para ayudar a los sindicatos a incidir en la adopción y la utilización de las políticas y los principios contenidos en la Declaración, al tiempo que respalda un compromiso más amplio respecto de su uso por parte de la OIT y sus mandantes. (ILA) (vea a continuación algunas reflexiones sobre dicho tema, tomado de la publicación MULTINOTICIAS, de Brasil)
La Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la
política social (Declaración sobre EMN) fue aprobada por el Consejo de Administración de la OIT3 en 1977 y modificada en 2000 y 2006. El objetivo de la Declaración sobre EMN es fomentar el aporte positivo que las empresas multinacionales pueden realizar al progreso económico y social y reducir al mínimo el impacto negativo de sus operaciones.

La Declaración sobre EMN ofrece un marco que los sindicatos también pueden utilizar en sus conversaciones sobre cuestiones sociales y económicas con los gobiernos o bien para auditar o evaluar la conducta de las empresas nacionales y multinacionales.
La Declaración sobre EMN resume cómo se aplican los principios contenidos en los Convenios y las Recomendaciones de la OIT en la práctica a las operaciones de las empresas. De hecho, su principal valor es este aspecto, en el entendimiento entre los mandantes tripartitos de la OIT de que, si bien las normas de la OIT han sido concebidas para los gobiernos, los principios que subyacen estos instrumentos pueden aplicarse también a las empresas.

Contiene acciones para los gobiernos, los sindicatos, las organizaciones de empleadores y las propias empresas. La Declaración sobre EMN representa un consenso internacional entre gobiernos, empleadores y sindicatos respecto de las normas que deberían aplicarse a la manera en que operan las empresas. En este sentido, es preciso mencionar una serie de elementos importantes. Uno de ellos es que la Declaración de la OIT sobre EMN constituye un conjunto autorizado y universalmente aplicable de expectativas sobre el comportamiento empresarial.

Uno de los problemas que surge con los actuales argumentos de la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE) es que la empresa busca utilizar las iniciativas y códigos de
RSE para redefinir qué constituye una conducta responsable. Debería desalentarse la
tendencia de las empresas a definir, en forma unilateral, sus respectivas responsabilidades. La Declaración sobre EMN tiene un importante papel en este
sentido, como texto acordado en un ámbito tripartito. Todo lo anterior la transforma en un poderoso instrumento que pueden utilizar los sindicatos. Tiene autoridad moral y proporciona una lista de verificación abarcativa de las normas que las empresas deberían respetar en todas las etapas de su operación.

¿Por qué se aprobó la Declaración sobre EMN?
La Declaración sobre EMN fue negociada por representantes de los gobiernos, de los
empleadores y de los trabajadores en un momento en el que las organizaciones internacionales comenzaban a reconocer que el equilibrio de poder entre las empresas transnacionales y los gobiernos podía inclinarse para el lado de las entidades privadas. Eso fue, en particular, lo que ocurrió con los países en desarrollo que intentaban atraer Inversión Extranjera Directa.
La adopción de la Declaración sobre EMN coincidió con la aprobación de las Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales, que es otro marco internacional que reconoce y hace referencia a las normas de la OIT. Tanto las Directrices de la OCDE como la Declaración de la OIT sobre EMN se crearon como respuesta al trabajo iniciado para la elaboración de un Código de Conducta para EMN de las Naciones Unidas.

Por consiguiente, la Declaración sobre EMN surgió a partir del reconocimiento de que, dado su tamaño cada vez mayor y su influencia, las acciones de las empresas multinacionales podrían tener un impacto negativo en el desarrollo político, económico y social de las comunidades y, de hecho, de países enteros. Incluso en esta etapa temprana se reconoció que si bien la globalización presentaba considerables beneficios potenciales, también contenía una serie de riesgos. Las acciones y conductas de las empresas multinacionales pueden contribuir a dichos beneficios y riesgos.

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