jueves, 31 de marzo de 2011

QUIERO TRATAR UN TEMA IMPORTANTE PARA TODAS Y TODOS.

Se trata de la conciliación de la vida laboral y familiar, o sea, conciliar trabajo y familia, vida y salud. La familia sigue siendo la célula fundamental de la sociedad, es quien cria los hijos e hijas, los trabajadores y trabajadoras del futuro, requieren atención, dedicación y por tanto el esfuerzo no puede ser solamente personal, debe estar a los tres niveles: individual, empresarial y social. Las personas individualmente deben crear condiciones en el seno familiar para compartir tareas y actividades. No se trata solamente de un encargo femenino, como bien dice Boaventura de Sousa Santos en el artículo que publiqué con antelación, como si para la mujer ese encargo fuese la obligación o deber que acepta sin protestar, porque le corresponde por su naturaleza femenina de madre cuidadora con el esquema típico anterior familiar de "padre proveedor y madre cuidadora". El mundo ha dado un vuelco interesante a favor de la inserción cada vez mayor de la mujer al trabajo, ya que siendo la mitad de la población mundial y en un futuro quien sabe si mucho más, es imposible vivir a la vera del marido ahora y del padre antes, hay que salir a producir, a crear, a ser, a soñar, a prepararse a innovar y reponerse día a día.
Pero esto solamente no se logra en el plano individual, para ello la sociedad tiene que crear condiciones en cuanto a instituciones infantiles, hospitales y centros de atención para la tercera edad, facilidades domésticas, horarios flexibles en los servicios a la comunidad, ya sea transporte, alimentación, servicios jurídicos, médicos, etc.
Y en el plano empresarial o laboral, las entidades también deben incorporar su parte para el tratamiento laboral y salarial a las personas que confrontando un problema familiar, puedan resolverlo sin que penda sobre su cabeza la Espada de Damocles del desempleo, del despido, de la mirada obsesiva del colectivo para la próxima evaluación del desempeño de 180 y 360 grados.
Hay un término actual de "empresa flexible", que he estado analizando profundamente y me he percatado que en Cuba hace mucho tiempo contamos con dicha solución, que podría haberse considerado "paternalista" pero que no es otra cosa que la protección de su personal, la atención al hombre y la mujer trabajadores todos ellos, porque el capital humano se crea y se prepara y no se puede perder de un día para otro. Se trata de que las facultades administrativas se usen debidamente y la facultad discrecional alcance a percibir las necesidades humanas ligadas por supuesto a la eficiencia y la optimización del trabajo. No es indisciplina, es preocupación por todos y todas, porque quien sabe cuál será el mañana del otro.
Hay que profundizar en las leyes laborales a fin de que el convenio colectivo de trabajo sea el respaldo de los derechos laborales en el sentido de amparar y tutelar el carácter protectorio que corresponde como principio al derecho de trabajo y seguridad social: tanto el hombre como la mujer merecen respeto a su integridad física, mental, espiritual. No se puede trabajar y entregar un resultado óptimo bajo una crisis de estrés permanente: "si me ausento por enfermedad de un familiar, de un hijo pequeño, por resolver un asunto personal que solamente se puede hacer en el horario laboral, estoy siendo improductivo(a), me estarán observando para que a la hora del recorte se diga, es él o ella, el próximo en la lista porque tiene problemas personales o familiares". ESO NO SE HACE.
Si la legislación nacional no responde a los convenios internacionales, como el Convenio de OIT No. 156 sobre Trabajadores con responsabilidades familiares (y lo digo en un solo género, porque somos tanto hombres como mujeres los que tenemos responsabilidades familiares) y asume la responsabilidad social estatal ante tales situaciones y crea los instrumentos de inspección para saber si las entidades cumplen con dicha legislación, pues el sindicato en representación del colectivo laboral, debe negociar en el convenio colectivo de trabajo la inclusión de normas protectorias y facilitadoras de la conciliación trabajo-familia.
De esto se trata. Abierto el diálogo y el debate

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