sábado, 11 de diciembre de 2010

TRAIDO PARA EL DEBATE DEL BLOG DE DUGLAS YANES SOBRE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

Algunas consideraciones sobre la Propuesta de
Documento sobre “riesgos” del trabajo


Cualquiera que tenga forma puede ser definido,
y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido.
Sun Tzu


En primer lugar, quiero expresarles mi casi total adhesión a las palabras expresadas por el Prof. Ramírez[1] en su trabajo titulado “Riesgos del trabajo. Impuesto de sangre”.

Ahora bien, me voy a permitir con todo respeto, realizar algunas consideraciones.

La primera de ellas, tiene su eje central en la descripción por demás cruda y realista que realiza el Prof. Ramírez de las condiciones en que prestan sus servicios los trabajadores, y que generan tan altas tasas de accidentes, enfermedades ocupacionales y muertes. Ahora bien, la poca o ninguna preocupación que manifiestan algunos patronos por la salud y seguridad de los trabajadores en el lugar de trabajo, dentro de un sistema Capitalista de pensamiento neoliberal, es una realidad. Como realidad, considero que debemos estudiarla para poder desarrollar las estrategias necesarias para cambiarla. Con esto no quiero decir, que simplemente aceptemos este “genocidio” con mirada inerte y hasta complaciente. Por el contrario, si los cambios en el sistema de producción no se vislumbran a corto plazo, se hace necesario desarrollar estrategias dentro del marco del sistema Capitalista Neoliberal, que permitan desplegar un conjunto de acciones tendentes a suministrarle a los trabajadores las herramientas necesarias para que se conviertan en la vanguardia de su defensa, sin que esto tenga ningún contenido político-ideológico, es solamente un tema de salud.

Si partimos de la premisa que el capitalismo privilegia la defensa del lucro y la tasa de ganancia, es allí donde deben hacerse sentir las consecuencias de su actuar perverso y poco humano. Parafraseando a Sun Tzu,  es posible que necesitemos para darle un vuelco a esta “guerra”, cambiar de táctica, porque hasta el momento y a la luz de las estadísticas, aun cuando ganamos batallas, da la sensación que perdemos la guerra. Por ello, y nuevamente bajo el pensamiento de Sun Tzu “…en la guerra, la mejor política es atacar la estrategia del enemigo…”.

La afirmación anterior no debe ser tomada como fatalista, por el contrario, debe llamarnos a revisar objetivamente, si las estrategias que hasta el momento hemos puesto en práctica para atacar la política del “enemigo”, son las correctas. Lo que sí es completamente cierto, es que la problemática avanza a una velocidad muy superior a cualquier cambio de sistema de producción.

Considero que si el único lenguaje valido para el capitalismo es la acumulación de ganancias, se hace necesario diseñar sistemas de protección que estén inspirados bajo la premisa que su incumplimiento genera serias consecuencias patrimoniales al empleador, por una parte, y por la otra, resaltar las experiencias positivas que se conozcan de empresas comprometidas con la salud y seguridad de sus trabajadores. Es decir, atacar el problema desde la prevención, incluso promocionando y comunicando las experiencias positiva, y castigando con cuantiosas indemnizaciones o multas el incumplimiento de la garantía de seguridad y salud que debe brindar el empleador en el lugar de trabajo.

En ese orden de ideas, siempre requeriremos de un ente estadal que cuente con el personal calificado y en la proporción necesaria para asumir su rol de supervisión, desde una óptica técnica y objetiva, así como, sin parcialidad política y con altísimos niveles éticos, es decir, funcionarios comprometidos con el ideal de salud y seguridad en el trabajo, sea en el sector público o en el privado. 

En cuanto a la asunción dentro de la terminología utilizada en condiciones y medio ambiente de trabajo, de “agente” por “riesgo”, a estas alturas de la discusión técnico-doctrinaria, ya es un imperativo. De hecho, al abordar el problema desde la perspectiva de los agentes se le brinda al trabajador mayor protección, debido a que no estamos hablando de la probabilidad de ocurrencia de un daño, sino, de “…elementos, fenómenos, circunstancia o situaciones resultantes de la interacción entre el trabajador y su ambiente laboral que encierra una capacidad potencial para causar daño a la salud…” (Glosario Temático de la Salud del Trabajador en el Mercosur). De allí que, la consecuencia jurídica inmediata de exponer el trabajador a prestar servicio en presencia de un agente, debe ser brindarle las garantías de protección necesarias para que no se afecte su salud. De no ser así, entonces el empleador o patrono debe asumir las consecuencias patrimoniales que le hagan ver la importancia del asunto en cuestión.

Finalmente, es importante resaltar que aun cuando se tomen todas las medidas necesarias, tanto por el empleador como por el trabajador, a los efectos de evitar daños a la salud de estos últimos, siempre puede generarse un imponderable, independiente de la voluntad humana, capaz de generar un daño, y hasta los momentos pareciera la mejor aproximación conceptual denominarlos, accidentes de trabajo.

Por último, aun cuando generemos compromisos internacionales en esta materia y legislemos en nuestros países con criterios de avanzada, siempre habrá una tarea pendiente en sensibilizar a los administradores de justicia y a los funcionarios públicos encargados de la supervisión, para que los avances legislativos de toda índole no se conviertan en letra muerta o en banderas ideológicas para perseguir contrarios.


Duglas J. Yanes R.

Pues bien, ahora van mis comentarios que inserté en el blog de Duglas Yanes, joven abogado venezolano que me ha alegrado con su contagioso entusiasmo de abrir un blog sobre estos temas: Dije entonces:
Bien, Duglas, has abierto "la caja de Pandora" para que salgan todos los vicios, por lo que me permitiré con tu autorización, que se me darás, para publicar este artículo de opinión en mi blog y comentarlo también.
Pero además, lo más importante "estás emplazado" como bien sabes, a venir a Cuba del 14 al 16 de marzo de 2011 a presentar tus opiniones en torno al tema, ya que los paneles de Seguridad y Salud en el Trabajo, de discriminación y violencia, están siendo los más demandados y no quisiera ni pienso en tu ausencia, mas bien, la discusión sobre agentes y riesgos será muy rica por las teorías que las anteceden. Por mi parte tengo la definición de factor de riesgo de OIT que casi se asemeja a la de agente dada por ti en el texto: "factores de riesgo" psicosociales se han definido por la OIT (1986) como "las interacciones entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las condiciones ambientales, por un lado, y las funciones y necesidades de los trabajadores, por otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores a través de sus percepciones y experiencia". No habla del daño en si, sino de la probabilidad de su ocurrencia según sea percibido por el trabajador o trabajadora. Dejo aquí el debate y me llevo el artículo para mi blog.
Y ahora además agrego lo siguiente:
Consultado el Glosario de Salud Ocupacional de Colombia nos encontramos con la siguiente definición para riesgos psicosociales: “Los factores psicosociales en el trabajo consisten en interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización, por una parte, y por otra parte, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su satisfacción personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden influir en la salud, rendimiento y la satisfacción en el trabajo". Concluye señalando que estos factores tienen la potencialidad de actuar sinérgicamente en la generación de los accidentes y que los determinantes de los factores psicosociales son la mentalidad, las motivaciones, las interrelaciones humanas y los factores intrínsecos.
Me he referido con toda intención a lo psicosocial, porque cuando de dicho IMPUESTO DE SANGRE se habla, el ambiente laboral enrarecido como resultado de la violencia laboral no aparece con su cuota de sangre aportada, siendo muy importante vincular en cualquier contexto lo referido a la seguridad y salud física y mental de los trabajadores, cuya integridad debe ser siempre el aspecto a proteger, como decía Ernesto Che Guevara parafraseado por mí, que lo más importante es la vida de cada hombre en la sociedad.

Servida está la mesa para los que quieran participar en este rico debate. Invito a Susana Treviño, a Manuel Muñoz de Chile, en fin a todos los que quieran sumarse.

 

[1] El profesor Ramírez es el Doctor Luis Ramírez, abogado argentino, Vicepresidente Ejecutivo de la ALAL, quien escribiera para fundamentar los principios de la Carta sociolaboral latinoamericana un escrito referido al Impuesto de sangre, cuando de accidentes  del trabajo se trata. (Nota de Lydia Guevara)

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