martes, 28 de diciembre de 2010

OTRAS INFORMACIONES DE INTERÉS SOBRE EMPLEO

EL PROGRAMA DE TRABAJO DECENTE
,
SEGÚN LA OIT.

Promover el trabajo decente para todos. El trabajo decente es esencial para el bienestar de las personas. Además de generar un ingreso, el trabajo facilita el progreso social y económico, y fortalece a las personas, a sus familias y comunidades. Pero todos estos avances dependen de que el trabajo sea trabajo decente, ya que el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de los individuos durante su vida laboral. (sigo pensando estimados de la OIT que no es trabajo decente, porque todavía no he logrado encontrar la antinomia, o sea el indecente, a qué llamar trabajo decente, cuando de minas se trata, cuando de trabajo peligroso, en condiciones de pestilencia, vibraciones, ruidos, poca iluminación se trata? Qué haríamos? ¿Dejarlo? ¿No aceptarlo?. A veces el trabajo es peligroso pero necesario hacerlo, otra cosa es que se haga sin medir riesgos y la accidentalidad por condiciones nocivas o peligrosas para la salud. Pero sigo estimando junto con un gran número de colegas, que más bien se trata de TRABAJO EN CONDICIONES DE SEGURIDAD PARA LA SALUD Y BIENESTAR DE LA PERSONA HUMANA).

La OIT ha desarrollado una agenda para la comunidad del trabajo, representada por sus mandantes tripartitos, con el fin de movilizar sus considerables recursos. La OIT ofrece apoyo a través de programas nacionales de trabajo decente desarrollados en colaboración con sus mandantes. La puesta en práctica del Programa de Trabajo Decente se logra a través de la aplicación de los cuatro objetivos estratégicos de la OIT que tienen como objetivo transversal la igualdad de género:

Crear Trabajo – una economía que genere oportunidades de inversión, iniciativa empresarial, desarrollo de calificaciones, puestos de trabajo y modos de vida sostenibles.
Garantizar los derechos de los trabajadores – para lograr el reconocimiento y el respeto de los derechos de los trabajadores. De todos los trabajadores, y en particular de los trabajadores desfavorecidos o pobres que necesitan representación, participación y leyes adecuadas que se cumplan y estén a favor, y no en contra, de sus intereses. (acabo de darme cuenta que solamente los pobres y desfavorecidos son los que necesitan leyes adecuadas, quiere decir que el resto de los trabajadores pueden vivir sin leyes, qué cosa tiene el destino y cómo se dicen y se escriben cosas sin pensar).
Extender la protección social – para promover tanto la inclusión social como la productividad al garantizar que mujeres y hombres disfruten de condiciones de trabajo seguras, que les proporcionen tiempo libre y descanso adecuados, que tengan en cuenta los valores familiares y sociales, que contemplen una retribución adecuada en caso de pérdida o reducción de los ingresos, y que permitan el acceso a una asistencia sanitaria apropiada. (y sobre todo luchar por la conciliación de la vida familiar y personal con la vida laboral y sus exigencias, en condiciones de riesgo a la salud por exigencias debido a factores psicosociales y organizacionales).
Promover el diálogo social – La participación de organizaciones de trabajadores y de empleadores, sólidas e independientes, es fundamental para elevar la productividad, evitar los conflictos en el trabajo, así como para crear sociedades cohesionadas. (quisiera verlo sin leyes, ahora cuando de nuevo se clama por la participación del Estado para que coadyuve a la búsqueda de empleos dignos y remuneradores. Porque el diálogo social entre diferentes o desiguales, debe estar amparado con disposiciones de carácter general que lleven la impronta del orden público, ya que no estamos ante relaciones entre particulares).
Un concepto de la OIT consensuado a nivel mundial
El concepto de Trabajo
Decente
fue formulado por los mandantes de la OIT – gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores – como una manera de identificar las prioridades de la Organización. Se basa en el reconocimiento de que
el trabajo es fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad, democracias que actúan en beneficio de todos, y crecimiento económico, que aumenta las oportunidades de trabajo productivo y el desarrollo de las empresas.
El trabajo decente refleja las prioridades de la agenda social, económica y política de países y del sistema internacional. En un período de tiempo relativamente breve, este concepto ha logrado un consenso internacional entre gobiernos, empleadores, trabajadores y la sociedad civil sobre el hecho de que el empleo productivo y el trabajo decente son elementos fundamentales para alcanzar una globalización justa, reducir de la pobreza y obtener desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible. (y ha tenido tanto éxito la propuesta de hace un decenio casi, que ahora a la vuelta del tiempo están buscando un PACTO GLOBAL DEL EMPLEO).

La OIT: Hacer del Trabajo Decente un objetivo global y una realidad nacional
El objetivo general del trabajo decente es provocar cambios positivos en la vida de las personas a nivel nacional y local. La OIT proporciona ayuda a través de programas nacionales de Trabajo Decente desarrollados en colaboración con los mandantes de la OIT. Las prioridades y objetivos se definen dentro de los marcos de desarrollo nacional con el propósito de superar los principales déficits de trabajo decente a través de programas eficientes que abarquen cada uno de los objetivos estratégicos.

La OIT trabaja con otros interlocutores dentro y fuera de las Naciones Unidas para ofrecer experiencia consolidada e instrumentos políticos clave para el diseño y la aplicación de estos programas. Además, proporciona apoyo para formar las instituciones necesarias para llevarlos a cabo y medir los progresos. El contenido de estos programas difiere de un país a otro, al reflejar sus necesidades, recursos y prioridades.

El progreso requiere de acciones a escala mundial. El programa de Trabajo Decente establece las bases de un marco más justo y sostenible para el desarrollo global. La OIT trabaja para desarrollar políticas económicas y sociales con un enfoque orientado hacia el “trabajo decente” en colaboración con las principales instituciones y actores del sistema multilateral y de la economía mundial.

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