sábado, 11 de diciembre de 2010

LA MIGRACIÓN LABORAL SIGUE SIENDO UN TEMA DE ESTUDIO.

Hube de publicar en noviembre dos trabajos referidos a las migraciones, uno de mi querida amiga y colega de España Laura Mora Cabello de Alba sobre las migraciones en Europa y otro sobre el abordaje de Agrupación "Global Unions" previo al Foro Mundial de Migraciones para el Desarrollo que tuvo lugar en México del 8 al 11 de noviembre. Pues bien, ahora sigo con el tema porque no deja de ser preocupante la situación que confrontan los migrantes, vinculada con la discriminación en el empleo, la desvalorización como seres humanos, tratados como delincuentes, criminalizados por el solo hecho de vivir en otro país alejado del suyo buscando una vida mejor, que la mayoría de las veces se torma insoportable y violenta. Los dejo con la lectura del tema, mis consideraciones y lo que se publicó en la web.

La Convención internacional de la ONU sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migrantes y de sus familiares cumple su 20º aniversario en un mundo donde la migración es un problema generalizado y no resuelto aún, porque las personas se mueven de un lado hacia otro por cuestiones económicas, políticas y sociales.

Según el Informe 2009 sobre Desarrollo Humano del PDNU, de los 200 millones de migrantes internacionales, el 50% son trabajadores y la mitad del total son mujeres. Estudiando la información disponible conocimos que los migrantes se concentran en los países con población envejecida porque existen mayores posibilidades de estabilizarse y encontrar empleo y salario. Según la Organización Internacional para las Migraciones, en el 2000 el 60% de los trabajadores migrantes estaban trabajando en países industrializados, mientras que en 1970 alcanzaba tan sólo el 44%.

Habiendo fracasado las acciones dirigidas a la creación de empleos en los países de origen a favor de la población nacional, las personas han dirigido sus alternativas hacia el desplazamiento a otros países de acogida con  oportunidades de empleo aunque ello signifique separarse de sus familias. México es un buen ejemplo del aumento de las migraciones como un fenómeno de búsqueda de mejores condiciones de vida. Es sabido que en los EU hay aproximadamente una población de 15 millones de mexicanos, por lo que la migración no es un fenómeno nuevo entre ambos países, no obstante su intensificación a lo largo de las dos últimas décadas está claramente relacionada con la reestructuración de la economía mexicana y las políticas comerciales de EE.UU. basadas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que han beneficiado más a las corporaciones transnacionales que las industrias nacionales mexicanas sin que ello favoreciera el crecimiento de empleos para la clase obrera mexicana, tanto en las ciudades como en el campo. Los pequeños agricultores mexicanos han enfrentado la competencia de las importaciones de la agroindustria estadounidense subsidiada.

Es sensible el deterioro de los salarios y los niveles de vida de los trabajadores que al perder sus empleos, no logran siquiera ganar el salario mínimo en su propio país. Es una realidad que la maquila no ha resuelto estos problemas porque si bien gestionan un empleo de supervivencia, éste es de mala calidad y bajos salarios siendo sus destinatarios fundamentalmente las mujeres, acosadas sexualmente e incluso asesinadas cuando protestan, intentan huir o  unirse a sindicatos independientes. “Irse para el Norte” se ha convertido en una cuestión de supervivencia, a pesar de los riesgos de arresto arbitrario, extorsión, robo, violación, secuestro y asesinato.

Continuando con el tema, hay que dedicarle un espacio al enfoque de género de la migración, porque hay voces que justifican la misma como nuevas oportunidades para el empleo femenino,
Pero la realidad es bien diferente porque las mujeres cuando son el sostén único de su familia, terminan aceptando un salario por debajo del mínimo establecido, aunque tengan un acceso limitado a la seguridad social y se encuentran bajo una presión enorme para conseguir la conciliación entre el trabajo remunerado y las responsabilidades familiares.

El aumento en la participación de las mujeres en el mercado laboral a lo largo de las últimas décadas no ha estado acompañado de unas políticas públicas adecuadas para responder a las obligaciones de cuidados que tienen las familias. La falta de instalaciones públicas y colectivas para cuidar a los niños, a los mayores y a los enfermos ha provocado un incremento importante en el número de migrantes (en su mayoría mujeres) que asumen estas responsabilidades. El racismo, la xenofobia, la violencia y la trata de personas tienden a exacerbar las desigualdades de género existentes, como la segregación ocupacional, la infravaloración del trabajo de las mujeres y la precariedad del empleo.

El FMMD tiene que reconocer el hecho que las mujeres migrantes tiendan a concentrarse en puestos de trabajos atribuidos tradicionalmente a las mujeres, como es el trabajo doméstico, el trabajo de cuidar y atender a alguien, los servicios de hostelería, el sector textil y el sector agrícola. Este tipo de ocupaciones suelen estar excluidas de las definiciones legales de trabajo, privando así a estas trabajadoras de una serie de derechos y protecciones legales.

Los investigadores han identificado varios obstáculos a los que se enfrentan los migrantes irregulares en el acceso a sus derechos. Los obstáculos legales son: la nulidad de los contratos de trabajo que implican a los migrantes irregulares, la negación de los derechos sindicales, la imposición de obligaciones formales a los funcionarios públicos a denunciar a los inmigrantes irregulares a las autoridades de inmigración, medidas de criminalización de la migración irregular, tanto a nivel nacional como regional; y la falta de asistencia jurídica ante los tribunales de trabajo.

Los obstáculos prácticos incluyen el acceso limitado de los migrantes irregulares al sistema de atención de salud en vista de la falta de información sobre sus derechos, así como las onerosas condiciones burocráticas impuestas a dicho acceso, y las dificultades en la provisión de una educación adecuada a los hijos de migrantes en situación irregular a pesar de la existencia de requisitos de educación obligatoria en la mayoría de los países. Sería interesante destacar que los migrantes contribuyen económicamente con el país de acogida porque generan mercaderías a precios baratos y por las necesidades de empleo, permiten el pago de salarios más bajos, pero también favorecen al país de origen mediante el envío de la remesa para ayudar a su familia.

En un documento elaborado por la Agrupación Global Unions dedicado al año del 20 aniversario de la Convención, y sobre el papel que juega el Foro Mundial de Migración para el Desarrollo, se plantea textualmente que “hoy día, en medio de la crisis económica, son ellos los que más están sufriendo el deterioro de los mercados laborales. Se están despidiendo a más migrantes que a trabajadores nativos, y el desempleo entre la mano de obra extranjera se ha disparado en todos los países de la OCDE. La respuesta de muchos gobiernos de la OCDE ha sido inapropiada: mediante una severa restricción de la migración y el regreso forzoso sólo han conseguido que la situación empeore. Las afluencias masivas de migrantes pueden provocar inestabilidad económica y global. De hecho, el aumento de la población desempleada en los países de origen de los trabajadores migrantes está generando una mayor presión por migrar. Y la caída en las remesas de dinero es otra repercusión económica que debilita aún más estas frágiles economías y pone en peligro a las familias pobres”.

Pero se aplican políticas de migración selectiva que pudieran ser “de robo o fuga de cerebros” para recibir profesionales altamente calificados lo cual sería especialmente perjudicial para los países más pobres. Pero por su complejidad, no parece aconsejable disponer el cierre de la migración, porque se obtendría el efecto contrario con un mayor número de migrantes irregulares o indocumentados producto del tráfico de personas y otros fenómenos delictivos.
En otra parte del documento de la Agrupación Global Unions se plantea que “los sindicatos instan a los gobiernos a que tomen las medidas necesarias para asegurarse de que los migrantes estén protegidos de la xenofobia y la discriminación en el empleo, en el lugar de trabajo y en todas las esferas sociales”, lo cual consideramos un justo reclamo, ya que hay una política dirigida hacia la criminalización de los migrantes, como si fuesen delincuentes y elementos subversivos dedicados a crear situaciones explosivas en los países de destino.

Por último tomo literalmente del documento ya mencionado el análisis realizado del nexo migración-desarrollo.
Muchas de las discusiones en el marco del Foro Mundial de Migraciones para el Desarrollo promueven el infundado concepto de las remesas como estrategia para el desarrollo. Aunque se reconoce la contribución que aportan las remesas al aumento del consumo, a la atenuación de la pobreza y al apoyo de las familias y comunidades que se han quedado en los países de origen, la Agrupación Global Unions insiste en que éstas no son la cura para la falta de desarrollo y de oportunidades de empleo decente y personalmente consideramos que la solución rondaría por un verdadero Programa de generación de empleos en el país de origen.

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