martes, 21 de diciembre de 2010

ACOSO MORAL: EL FANTASMA EN EL AMBIENTE DEL TRABAJO

Con este título se refleja en el sitio Web brasileño sobre Acoso Moral una entrevista realizada a la Dra. Margarida Barreto, ginecóloga y médica del trabajo, excelente investigadora y precursora de los estudios de violencia en Brasil, la cual participa como investigadora del Núcleo de Estudios Psicosociales de exclusión e inclusión social de Sao Paulo.
No voy a reproducir toda la entrevista sino algunos hitos importantes relacionados con la realidad del Brasil de hoy que no es otra que la de otros países de la región. Obviando definiciones solamente quisiera mencionar las siguientes palabras de Margarida cuando señala que “una persona humillada sistemáticamente, puede tener ideaciones suicidas y actuar rumbo a la muerte, perdiendo su propia vida por no soportar el sufrimiento”.
Ella explica que con independencia del concepto usado, lo cual compartimos, siempre existe un núcleo o matriz en cualquier país, que ratifica que estamos ante un episodio de tortura psicológica en las relaciones interpersonales en los locales de trabajo, que nos lleva a considerar el acoso como un problema de salud pública. Las tácticas son repetitivas: aislar, ignorar, descalificar, desmoralizar, desestabilizar, degradar condiciones de trabajo y forzar a la víctima al abandono del enfrentamiento. Con gran exactitud la especialista identifica como elementos del acoso moral la repetitividad y persistencia de la acción, la intencionalidad, (que a nuestro entender es muy difícil de demostrar y el acosador trata de ocultarla) el carácter temporal y la afectación de las condiciones de trabajo. Los efectos son devastadores para la vida de la víctima. Y continúa acertadamente incluyendo la relación de poder, ya que el acoso se produce por el uso abusivo del poder que se ejerce de hecho o de derecho.

Otra cuestión importante es cuando Margarida, indicando a Heinz Leymann como el precursor de las investigaciones, menciona la existencia de una relación asimétrica de poder y acciones contra la dignidad, el ejercicio del trabajo, la manipulación de la comunicación y acciones de inequidad. Para nosotros también hay maltrato, persecución y entorpecimiento de la actividad laboral. Es interesante los ejemplos indicados por Margarida de acciones comunes en Brasil cuales son: aislar a los compañeros de trabajo, ignorar su presencia, impartir instrucciones confusas, sobrecargarlo de trabajo, bloquear el devenir del trabajo, criticarlo en público, imponer horarios injustificados, diseminar burlas y bromas desproporcionadas, transferirlo de un sector a otro sin previo aviso, prohibirle que converse con el resto, almuerce en el mismo horario, hasta llegar a convencerlo de que su presencia pasa por alto.
La Dra. Barreto también se refiere a los cambios en la organización del trabajo y su influencia en las políticas de gestión de personal en los últimos treinta años que han tenido efecto en las conductas de acoso moral, cambiando el nuevo discurso para viejas cuestiones. Un ejemplo puede ser el empoderamiento del trabajador, la flexibilidad dirigida hacia un nuevo horizonte de “colaboración” en lugar de subordinación, nuevas formas de organización del trabajo como son el trabajo en grupo, la creatividad e iniciativa, la disponibilidad, polivalencia, etc. Continúa diciendo Margarida que el discurso es seductor, porque la flexibilidad debe ser aceptada y asumida por todos como una forma de compensar la inseguridad que apareció a partir de las dimisiones masivas y las constantes reestructuraciones, por lo que cada uno debe soportar el nuevo desafío, la nueva sobrecarga y mostrar que es capaz de ajustarse a los nuevos tiempos.
Por tanto, trae como consecuencia una sobrecarga de tareas, bajo presión intensa lo que no necesita mucha reflexión para constatar las consecuencias que eso traería más adelante en cuanto a nuevas enfermedades, que agrego personalmente, aún no se han considerado como enfermedades profesionales, con lo cual la gerencia no asume su responsabilidad ante tales situaciones.
Hay todavía otros aspectos importantes en la entrevista concedida por la especialista, no obstante nos interesa resaltar su criterio con respecto al papel del movimiento sindical en ayuda de los trabajadores victimizados. Personalmente soy del criterio que las estrategias preventivas son de suma importancia y la participación del representante de los trabajadores sería una acción de intolerancia y de enfrentamiento. Margarida señala que aún hoy es difícil decir si existe alguna categoría de trabajadores que no haya sentido acoso moral en las relaciones de trabajo, porque hay una referencia a causa-efecto, ya que el acoso tiene como causalidad la organización del trabajo y una cultura organizacional que mantiene y reproduce la voz de la dirección como una verdad absoluta e incuestionable. Sin embargo los sectores que padecen más la impronta del acoso moral son la educación, la salud, la comunicación especialmente entre los periodistas y el sector de los servicios, pudiendo señalar a los bancarios y la administración pública, agregada por mí, siendo ésta una esfera muy cuestionable, ya que quien tiene el deber de proteger es quien acosa.
Por eso ella señala que el dirigente sindical debe oir a su compañero, comprender y conocer ese nuevo mundo del trabajo en esta nueva configuración cuado los trabajadores han sido transformados en nómadas del trabajo y de las relaciones, en una sociedad sin empleo, con una vida limítrofe y caótica, sometidos obligatoriamente a la explotación. Por tanto, insiste en que los dirigentes conozcan los nuevos riesgos emergentes, entre los que nosotros hemos estudiado tanto el estrés, el síndrome del trabajador quemado o “burnout” y el más reciente síndrome del aburrimiento y la ineficacia, conocido por su nombre en inglés “boreout”. Pero además de estos riesgos emergentes consideramos las adicciones a las drogas, el alcohol y el tabaquismo, para llegar hasta el acoso sexual y la violencia laboral en sus múltiples manifestaciones.
La Dra Barreto indica que si los dirigentes no conocen lo que sucede intramuros, la acción se restringe a remitir al trabajador acosado a un médico o al departamento jurídico en actos y acciones individualizadas, obviando las acciones colectivas. Sentencia Margarida que sin compromiso con la clase trabajadora, pocas victorias se alcanzarán y lo apunta porque según ella hay muchos dirigentes que saben lo que sucede dentro de la empresa en la que un día trabajó pero mantienen actitudes de indiferencia con respecto al dolor ajeno, porque falta reflexión y acción, sueños personales que se entremezclen con los colectivos, faltando lucha activa, organización en el local de trabajo, movilización y compromiso de clase, ya que para eliminar el acoso laboral de las relaciones de trabajo, hay que luchar por la justicia, por la dignidad, por el respeto, por una nueva forma de organización en que la cultura refuerce la autonomía y la creatividad de aquellos que producen las riquezas materiales.

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